Un jardín botánico, un espacio lleno de luz, árboles, pájaros, palomas, viento, aromas de primavera, gallinas cacareando...una sinfonía que nos envolvió y alejó los ruidos provenientes del exterior y que nos metió en una burbuja de amor, de luz y de sanación.
El que más se benefició fue el maravilloso árbol que, al pedirle permiso al espacio para ocuparlo, él me regañó por ello, porque estaban esperándome. ¿Cómo lo sabían?
La energía es cuántica y todo llega a su debido tiempo.
Ha sido una experiencia que se la recomiendo a todas las personas que aman la naturaleza.
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