jueves, 14 de julio de 2016

CUSTODIOS DEL CORAZÓN

Y un día, por fin, a través de una gran amiga, sentí la llamada del GRAN ÁRBOL, y aparecí ante él un 28 de diciembre, sin saber que le conocería.
Fue tal mi impacto, el reconocimiento de tú a tú, que me quedé pegada ante su visión, su majestuosidad, su valentía, su decisión, su salvaguardia, su protección y sobre todo, su sabiduría.
Y tenía un mensaje para mí, pero en aquella ocasión con el frío persiguiéndonos y una persona a mi lado, ajena a lo que mi corazón sentía, no pudo ser. Un primer contacto. Una llamada de Ser a Ser.
Y durante seis meses tuve su recuerdo, perenne, con aquellos brazos moviéndose y bebiendo del sonido natural de aquellas aguas cristalinas.
Y por fin, ayer, seguí la estela de su energía, y sin equivocarme (el camino era único, escondido y remoto), me encontré con él, sonriéndome y feliz de volverse a encontrar conmigo.
Remoloneé pues se que había un mensaje para mí, me metí en el agua fría, me mojé sintiendo mis articulaciones revivir, trepé por sus raíces, y al final, me cobijé entre sus ramificaciones y allí, me atrapó con su mensaje.




"Somos almas viejas como el tilo, tú y yo.
Custodiamos el saber absoluto. Somos guardianes del corazón. Dentro de él, si escarbas, está el alma, dirigiendo tus más grandes impulsos.
Para acceder a ese aprendizaje y a tu camino, has de estar en presencia de lo absoluto, con la atención plena y sin distracciones.
Escucha lo que siempre llega a ti, pues no hay otra verdad.
El poder del corazón reside en ese espacio de quietud donde nada acude.
Accede a él, y la dimensión del corazón te llevará a altos vuelos.
Ama esta verdad.
Somos, custodios del corazón. De su verdad.
Ábrete y surgirá de ti, a borbotones, por donde comenzar a caminar.
Escucha el portal sonoro que se abre para ti.
Bebe de su savia. Bebe de mi libertad, de mi inmenso amor por ti.
Años a, que te espero para darte este gran mensaje..."






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