No tengo que decir que me fui quedando sola a medida que el tiempo fue pasando, pero tuve una agradable sensación de bienestar al introducir e inducir a la relajación y al estado de dormir a quien cansados por la jornada, se merecían entrar en el sueño de Morfeo.
Fue tan agradable que el día 24 de diciembre agasajé a mi familia con la misma actividad, y ahora ofrezco ir con los cuencos a cualquier lugar, con el propósito de llevar al estado de confort a las personas.
Mañana voy a una residencia a relajar a un pariente mío y a curar las energías densas que se quedan después de una operación. He inaugurado otra forma de dar a conocer las propiedades terapéuticas de los cuencos, y, como siempre digo, como se hace con intención de sanar, siempre funciona.
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