miércoles, 18 de septiembre de 2013

Comienza mi andadura por el mundo mágico de los Cuencos Cantores

Concierto en Inkarri

Debería presentarme como lo he hecho hasta hace bien poco. Me llamo Encarna, soy maestra de primaria, maestra de música, profesora de teatro y danza.
Ya no me satisface tanta título rimbombante y ahora, carente de sentido en mi vida. 
Me encuentro en un proceso evolutivo donde, como siempre, la música forma parte importante, esencial en mi andadura, pero de otra forma, más llena, más experimental, emocional y sensitiva.
He comenzado a  desmontar la música, mejor dicho, las matemáticas de la música, esas corcheas, fusas y semifusas que han sido siempre mi frustración a la hora de ensayar a un clásico. 
Ya no me interesa la cuadratura perfecta de los compases ni la armoniosa cadencia de los acordes perfectos.
Me interesa lo que dice y siente el corazón y desde esa nueva perspectiva, desde ese nuevo horizonte, mi visión del mundo ha cambiado.
En este momento tan apasionante de mi vida, que todo encaja y vislumbro un aprendizaje desde el alma, aparecieron (no me digas cómo ni de qué manera) los Cuencos Cantores y no menos digno de mención, el canto vocal de armónicos.
Conocía apenas su existencia por algún vídeo o alguna reseña en internet, pero en el momento que apareció la oportunidad de hacer algún curso, no me lo pensé. En realidad, ellos vinieron a mí y no podía ser de otra manera, igual que llegó a mí el pandero chamánico y la flauta nativa americana, silenciosos y con ganas de quedarse conmigo para siempre.
Desde el primer contacto ha sido un ensamblaje perfecto, mi creatividad al servicio de unos instrumentos que adquieren vida cuando la intención prevalece sobre todo lo demás. Intención de ayudar a sanar emociones, estrés, cansancio y dolores físicos.
Ahí es donde la magia aparece, y todo, todo puede hacerse realidad. Pero para sentir hay que creer, tener fe en lo que se siente, en lo que se percibe, en lo que los Cuencos Cantores nos enseñan.
No hay un día igual al otro porque no hay un síntoma igual a otro, y por supuesto, no hay una persona igual a otra. Esa es la gran realidad y el gran tesoro de la información que nos revelan. Su sabiduría ancestral a nuestra entera disposición.
La gran pregunta es ¿De dónde han salido estos instrumentos sanadores y quién ha transmitido su saber antiguo? 
Te doy la respuesta contándote su historia, leyenda quizás, y tú juzgarás si merece la pena entenderlo o simplemente como he hecho yo, darle la bienvenida sin  cuestionar su origen.


 

HISTORIA DE LOS CUENCOS TIBETANOS

Muchas personas, a lo largo de las últimas décadas, se han 

dedicado a estudiar e intentar descubrir el gran misterio de 

los Cuencos Tibetanos. Hasta el día de hoy no existe 

ninguna evidencia de que fueron utilizados como 

instrumentos sagrados sino como recipientes para comer o 

para pedir limosna.



Algunas narraciones dicen que está prohibido, en el ámbito 

de los monasterios, hablar acerca de los cuencos y que los 

altos Lamas los usan en rituales para viajar a otras 

dimensiones y como herramienta de sanación. La leyenda 

dice que los secretos del sonido producen mucho poder y 

que debe mantenerse oculto. El hecho de escuchar el 

sonido de los cuencos cantores detiene el diálogo interno 

(el centro intelectual es suspendido y se activan los centros 

sensoriales) haciendo del Cuenco Tibetano 

una herramienta 

para la meditación, para hallar el centro, y para inducir 

trances. Son usados por los sanadores para tonificar y 

equilibrar el campo de energía corporal.

Hay varias leyendas del porqué y cómo se empezaron a 

fabricar estos cuencos. Una de ellas es que hace mucho 

tiempo cayó un meteorito cerca de un poblado. De ese 

meteorito quedaron restos dejando una aleación natural de 

varios metales. Al fabricar con dicho metal un cuenco para 

las ofrendas sagradas budistas, se dieron cuenta del 

sonido que proporcionaba al hacerlo sonar con una vara de 

madera. A partir de ese momento comprobaron los 

beneficios obtenidos, cuando las embarazadas comían en 

estos cuencos, les aportaba una gran cantidad de 

minerales necesarios para el buen estado de la gestación.

Los verdaderos Cuencos Tibetanos están compuestos de 

una aleación de siete metales, correspondiente a los siete 

cuerpos celestes y que son los mismos que los elementos 

alquímicos; están fabricados mediante un proceso 

totalmente artesanal. Los siete elementos de los que debe 

estar compuesto un cuenco son:

Oro representando al Sol. Plata representando a la Luna. 

Cobre representando a Venus. Hierro representando a 

Marte. 

Estaño representando a Júpiter. Mercurio representando a 

Mercurio. Plomo representando a Saturno.

Cuando se trabaja con los Cuencos Tibetanos, bien sea en 

terapia o en una meditación se consiguen resultados 

rápidos, debido a que al tocarlos, emiten una onda 

vibratoria que entra en resonancia con el Aura y cuerpos 

energéticos de la persona que los está escuchando ya que 

el ser humano está compuesto de un 75% de agua y el 

agua es un maravilloso conductor para el sonido, éste 

ayuda a que la vibración del cuenco se expanda más rápido 

en el cuerpo trabajando incluso a nivel celular.









Quiero  hablarte también de los cantos armónicos, un canto de una belleza tal que no te resistirás a investigar sobre ellos y quizás, a buscar un lugar en tu residencia donde impartan clases y enseñen a modular la voz.
Yo soy, como he dicho antes, maestra de música con un bagaje musical de más de 25 años, (entre otras cosas, toco la flauta travesera, percusión y canto coral) pero cuando me encontré con esta nueva técnica, sencilla, solo hay que creer en nuestras posibilidades, todo tuvo otro sentido, incluso las cuerdas vocales parecían que al vibrar con el canto, hablaban.
No creáis que al principio ocurrió la magia, no, yo escuchaba a mis compañeros de grupo que desde el primer momento subían y bajaban sin esfuerzo y yo me quedaba afónica en el intento  de conseguir algo parecido. Pero perseveré...¡Cómo me esforcé!
Día a día mirándome al espejo (las muecas daban risa) hasta que, un buen día haciendo una comida en Navidad, entoné sin pensar y surgieron potentes los armónicos que desde aquel momento, no me abandonaron.
¿Qué hice? Dejar que surgiera de forma espontánea, sencilla y sin complicación. Tanto que no me di cuenta hasta que escuché varios tonos de mi voz haciendo coros.
¿Qué son los armónicos? Aquí te pongo una sencilla explicación para que lo entiendas.



                                       CANTO VOCAL ARMÓNICO

El Canto Armónico es una técnica y forma artística que tuvo 

su desarrollo en Mongolia y Asia 

central, así como en Sudáfrica. Se cree que estos cantos, 

en alguna época remota, se utilizaron como parte de un 

ritual en ceremonias cabalísticas o logias masónicas; 

incluso hay teorías que afirman que fueron utilizados en las 

civilizaciones de la Atlántida, del Antiguo 

Egipto y de los mayas centroamericanos. 


Los Cantos Armónicos los descubrió Pitágoras, que además 

de filósofo y matemático, era músico. Pitágoras estudió el 

sonido y la vibración y se dio cuenta de que todos los 

sonidos se componen de vibraciones o frecuencias 

múltiples y que nuestros sonidos perciben esas 

vibraciones. Los armónicos son los constituyentes del 

sonido. Estos elementos, de gran importancia para los 

humanos, es lo que hace que seamos capaces de 

diferenciar un sonido de otro. 

La voz humana es el instrumento más rico en armónicos, 

gracias a la capacidad de ajuste y afinación, más allá de 

cualquier instrumento musical. La persona emite un sencillo 

y potente zumbido y, utilizando técnicas diversas, hace que 

la parte superior de su cuerpo se convierta en una caja de 

resonancia, utilizando para ello todas las partes que tiene a 

su disposición: el cráneo, los conductos nasales, la faringe, 

la lengua, los labios, las mejillas, etc. canaliza el 

sonido de forma diferente a un cantante “normal”, utilizando 

técnicas diferentes a las utilizadas en canto. El sonido 

alcanzado es increíble y sólo escuchándolo es posible creer 

lo que se escucha; surge un sonido claro y bello, de tono 

aflautado. En algunos casos, el cantante 

consigue alcanzar el armónico 16 o incluso más alto. 

También es conocido como de garganta,  es una técnica 

vocal en la cual un único cantante produce dos tonos 

distintos simultáneamente. El primero es un bajo similar a 

los de la gaita, algo parecido a un sonido 

gutural. El segundo son unas resonancias parecidas a la de 

la flauta que pueden ser adaptados a inflexiones parecidas 

al canto de los pájaros o a sonidos creados por la 

naturaleza. El zumbido que provoca los armónicos tiene un 

poder curativo, meditativo y espiritual.

El armónico está basado en la escala natural de armónicos 

basada en las leyes naturales y 

representando las divisiones naturales de la nota musical, 

mientras que en occidente se ha optado por un sistema 

musical antinatural (más comprensible matemáticamente) 

que divide loctava en doce semitonos.

En el momento en que escuchamos armónicos, nuestro 

cerebro tiene una agradable sensación de familiaridad, 

como si ya los hubiese escuchado con anterioridad.

Los Cantos Armónicos poseen aplicaciones terapéuticas de 

diferente tipo, aunque lo principal está relacionado con la 

meditación profunda.

El sonido de los Cantos Armónicos contribuye a equilibrar la 

energía cerebral y a liberar el estrés, ansiedad, baja 

autoestima, cansancio, falta de energía, depresión, 

desequilibrio de chakras….










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