Seguro que te resuena esta entrada en cuanto la leas.
Tenemos tantas cosas que hacer al cabo del día, en la semana, en el mes, que no nos paramos a sentarnos con nosotros mismos y ver lo que realmente quiere nuestro ser, nuestra alma.
Y lo gracioso es que, todo lo que hacemos, lo hacemos para por el otro. Para mi marido, para mi madre, para mi hermana, para el jefe, para un sobrino... y todo lo que damos lo damos con amor, con dedicación y asombroso respeto hacia los demás.
¿Pero y nosotros? ¿Cuándo le vamos a regalar a nuestro cuerpo, a nuestro ser, a nuestro espíritu algo que valga la pena?
Eso fue lo que me transmitieron mis guías en una lectura de registros akásicos, y los deberes que me sugirieron fue hacer una lista de 10 cosas que yo pudiera regalarme a mí, por el placer de regalármelo. Y de esas 10 cosas, tenía que escoger 5 y realizarlas en un mes.
Lo que ocurrió fue, que, la lista estuvo enseguida, pero la realización de las actividades se relegaron casi al último día.
Ha sido un aprendizaje estupendo. Le he regalado a mi cuerpo un masaje, un spa, un día de compras, un paseo por un bosque, una lectura de un libro encerrada en mi dormitorio con una buena música...y como ha sido muy beneficioso para mí, me invitan de nuevo a hacerlo este nuevo mes que entra.
Yo te invitaría a que lo experimentaras. Que dejes de hacer aquella cosa que te ha pedido tu hermano, que no hagas la compra a tu familia, (ya la harás más adelante) y que le proporciones a tu ser, a tu cuerpo, a tu mente, unos días de auténtica felicidad.
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