Cuando yo hablo de sanación, hablo de entrar en un espacio sonoro donde solo hay cabida para la escucha consciente, para la ensoñación, para el fluir con la energía, con la luz, y todo lo que traemos, esas densidades que todos llevamos con mochilas diariamente, se quedan atrás, se deshacen como los nudos de las contracturas en un masaje terapéutico, y solo queda y se escucha lo armonioso, lo puro.
Y si además, en todo esto que sentimos ponemos nuestra intención en alguna persona o espacio, la vibración en ese no espacio y no tiempo del que habla la física cuántica llegará en el mismo momento que desde el amor, ponemos la intención. No lo digo yo, lo dicen los físicos, lo dijo en su momento Einstein al que le tengo mucho cariño pues fue el mayor mago de todos los tiempos, y a mi, me gusta la magia, el instante presente en el que ocurren cosas y nosotros, con nuestra consciencia despierta, percibimos.
Fue un viaje sonoro hacia el interior de uno mismo, hacia nuestro yo, nuestro ser, y él, en su sabiduría, supo que hacer con las frecuencias vibracionales de los cuencos.
Sólo tengo palabras de agradecimiento, pues igual que se da, se recibe, y yo recibí mucho de todos.
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