lunes, 22 de diciembre de 2014

EN BUSCA DEL SILENCIO INTERIOR

El 19 de diciembre comencé un retiro (que para mí era nuevo) en la Asociación AEMS.
Un retiro cuya más grande premisa era el SILENCIO. el silencio como motivo de guía a lo largo de los tres días que duraría el retiro, y yo, francamente, tenía mucha necesidad del silencio, no el externo, sino el que más me interesa, el interno.
El viernes fue un anticipo de lo que después aconteció.
Actividades sencillas que complementaron nuestro retiro: Yoga suave para no cansarnos, meditaciones en forma de visualizaciones, tai chi en plena naturaleza (en un parque con un sol expléndido), un recorrido consciente por el entorno, y una más que ganada comida macrobiótica que me supo a gloria bendita. Pero sobre todo, el saber estar en un grupo que respeta tus tiempos, que no hace preguntas, que llega al silencio a través del silencio, de un arrullo minuto a minuto y de un tratarnos con respeto, amor y dar que me abrumaron, me encandilaron, me hicieron crecer como ser humano.
Ver una puesta de sol bailando danzas ancestrales y cobijarnos en el color y resplandor del ocaso fue una experiencia que complementamos con un trabajo grupal de relaciones.
Y cena, y silencio.
Y, un baño de sonido para llevar el sueño a los integrantes del grupo que me hizo sentir en cada una de mis células un deseo de darles lo mejor de mí, pero lo que recibí para mí fue lo mejor de cada uno mezclado con lo mejor de mí.
El balance es muy enriquecedor, pero sé que a lo largo de todos estos días encontraré más matices, más pensamientos e ideas para encontrar ese difícil equilibrio entre el silencio y la máquina de hacer pensamientos.
Gracias a todos los que han hecho posible este experiencia.

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